Hay algo que Resident Evil ha logrado hacer con maestría desde sus inicios: evolucionar. Lo hizo al pasar del terror en tercera persona de Resident Evil 4, al survival horror clásico del primer juego, y también lo hizo (con mayor o menor éxito) en sus múltiples adaptaciones al cine. Sin embargo, ahora es Zach Cregger, el mismo detrás del aclamado thriller Barbarian, quien carga con la responsabilidad de reimaginar este universo, y lo hace con una advertencia clara para los fans más puristas: no esperen una adaptación al pie de la letra.
Una nueva visión de Resident Evil
En entrevista con GamesRadar, Cregger fue tan transparente como tajante: su película no seguirá al 100% la historia original de los videojuegos:
"Soy un gran fan de los juegos de Resident Evil. Los he jugado todos. No sé cuántas veces he repetido RE4 una y otra vez. Simplemente me encanta. Definitivamente no estoy tratando de ser completamente obediente a la historia de los juegos".
Pero ojo, eso no significa que pretenda desvirtuar el universo construido por Capcom. Según el director, su intención no es tanto replicar eventos, sino traducir la experiencia de jugar Resident Evil al lenguaje cinematográfico. Desde ahí parte su argumento: un fan que entiende el ADN del juego, pero también sabe que cine y videojuegos hablan lenguajes diferentes. Y ese respeto se traduce no en calcar escenas, sino en capturar sensaciones: la tensión constante, el miedo a lo desconocido, la adrenalina de sobrevivir cuando todo parece perdido.
"Intento contar una historia que se sienta auténtica con la experiencia que se vive al jugar. No creo estar rompiendo ninguna regla importante, pero también reconozco que, haga lo que haga, la gente me buscará en línea. Así que solo quiero hacer una película realmente buena y contar una historia cautivadora. Sé que estaré contento con la película, y espero que a otros también", continúa con franqueza Zach Cregger.
Es un enfoque que, a decir verdad, podría ser justo lo que la saga necesita en la gran pantalla. Las adaptaciones anteriores (con algunas excepciones como Welcome to Raccoon City, que apostó por la fidelidad estética) han tenido resultados desiguales, muchas veces atrapadas entre la expectativa de seguir la trama original y la necesidad de contar una historia autónoma que funcione como película. Cregger, por su parte, parece haber entendido que la fidelidad ciega no es garantía de una buena película.
En tiempos donde adaptar videojuegos se ha convertido en una fórmula de moda, con The Last of Us, Fallout y Arcane como estandartes, quizás el mayor error sería pensar que hay una única forma “correcta” de hacerlo. Y si alguien ha demostrado que puede darle la vuelta a lo establecido y aún así entregar una historia potente, ese ha sido Zach Cregger.
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