La tecnología y los humanos son enemigos en varias de las historias clásicas de ciencia ficción, como Terminator, Yo Robot o Nueve. Sin embargo, en 2011 se estrenó una serie británica que, aunque conservaba el mismo conflicto que la humanidad atravesaría en un futuro distópico, le dio un enfoque, o mejor dicho, enfoques únicos que brillan por su originalidad.
Con un formato episódico distinto, Black Mirror llegó en 2011, de la mente maestra de Charlie Brooker, quien para ese entonces ya había cosechado otros éxitos televisivos. Sin embargo, con la serie de ciencia ficción logró atinarle en el clavo, y crear todo un fenómeno mundial, que fue explotado con la adición de la obra al catálogo de Netflix, en donde actualmente se encuentra.
Black Mirror: una(s) obra(s) maestra(s)
Contestar la pregunta sobre la de qué trata la historia de la serie no es una tarea tan sencilla de realizar pues, a diferencia de demás obras dentro del género, esta presenta una historia distinta en cada episodio, que normalmente son auto-conclusivas, con personajes, ambientaciones y mundos completamente originales.
Sin embargo, todos los capítulos se ubican en el futuro, lejano o cercano, donde la humanidad y la tecnología son el centro de atención. Eso sí, Black Mirror presenta conceptos especulativos que plantean preguntas sobre la ética, la privacidad, el control y las consecuencias imprevistas de la innovación tecnológica; todas acompañadas de calidad narrativa y actuaciones sobresalientes.
La serie de ciencia ficción, que actualmente cuenta con seis temporadas, ha gozado de maravillosas participaciones de grandes estrellas de Hollywood, como Bryce Dallas Howard, Salma Hayek, Miley Cyrus, Anthony Mackie, Hayley Atwell, Jon Hamm, entre otros.