Uno de los grandes clásicos del género, dirigida en 1968 por Franklin J. Schaffner, esta famosa película de ciencia ficción termina con una escalofriante revelación... que pone en entredicho el resto de la cinta. Spoiler alert!
Siendo una adaptación muy libre de la novela de Pierre Boulle (cuya conclusión fue ligeramente diferente), El planeta de los Simios es uno de los grandes pilares de la ciencia ficción en la historia del cine.
Esta mítica historia, constantemente bañada en una atmósfera extraña y febril (en gran parte infundida por la inquietante partitura de Jerry Goldsmith), sigue las aventuras de tres astronautas perdidos en un planeta desconocido. Después de viajar en hibernación durante un año entero (que corresponde a dos mil años en la Tierra), aterrizan en un mundo poblado por simios civilizados, y donde los seres humanos se reducen al estado de ganado.
¿Simios inteligentes en el futuro?
Si bien El planeta de los Simios se ha adaptado nuevamente bajo la visión de Tim Burton en el ya lejano 2001, más la trilogía protagonizada por Andy Serkis que comenzó en 2011, es la primera entrega de la franquicia cinematográfica la que marcó un antes y un después en la historia del cine... gracias a su inolvidable secuencia final.
Si pensabas que Nicolas Cage en The Flash es un spoiler, te recomendamos seguir leyendo bajo tu propio riesgo, pues El Planeta de los Simios guarda uno de los mejores giros de tuerca en la historia del cine.
En los últimos minutos de la película, mientras varios detalles particularmente inquietantes confirman su idea de que la sociedad de los simios le esconde un terrible secreto, Taylor (el astronauta interpretado por Charlton Heston) ha logrado huir y continúa su búsqueda por la verdad.
Mientras camina despreocupado la costa de un océano, de repente se detiene de repente, su mirada aterrorizada, y tras unos segundos de asombro, comienza a gritar con ira:
"¡Malditos! ¡Volaron todo! ¡Malditos! ¡Vayanse al diablo!", exclama mientras el espectador descubre, al revés, el origen de su angustia.
Frente a él se encuentran, en efecto, los restos de la Estatua de la Libertad, prueba aterradora de que su viaje no lo llevó a los confines del universo, sino que lo devolvió a su punto de partida, dos mil años en el futuro. El Planeta de los Simios es, por lo tanto, simplemente... la Tierra.
Esta memorable revelación final, que sigue siendo una de las más famosas del cine actual, a pesar de que no es exactamente igual a la de la novela de Pierre Boulle. Spoiler sobre el final de la novela a continuación.
Al final de la obra original, el personaje principal (llamado Ulises) logró abandonar el "planeta de los simios", que por lo tanto no era la Tierra, y regresa a su planeta natal. Al aterrizar en París 700 años después de su partida, se sorprendió al ser recibido por un gorila, notando así que la Tierra también había sido dominada por los monos.