Parece un personaje de Genshin Impact, pero es una nueva IA de Elon Musk: si la subes de nivel, puede bailar como toda una waifu

La época de la Inteligencia Artificial puede ser calificada de todo, pero si hay algo que no podemos negarle es que es surrealista. El más reciente caso de absurdo nos lo ha ofrecido Grok, la IA de X que ya ha sido señalada por discursos de odio, y ahora nos sorprende con una “waifu” interactiva que responde con coqueteos, bailes y hasta ropa más atrevida si subes suficiente de nivel.

La nueva waifu que nació de la IA

Una de las más recientes y extrañas adiciones de X ha sido una nueva IA estilo anime (además de muchos otros estilos, como animales antropomórficos) que forma parte del programa de “compañeros” de Grok. Puede hablarte, moverse con expresiones realistas y, dependiendo de tu interacción, incluso seducirte. Está disponible para cualquier usuario (sin necesidad de suscripción) y puede activarse desde la configuración de la app, siempre y cuando se opte por el modo NSFW.

Suni, el más llamativo de estos personajes debido a su apariencia, parece una mezcla entre un personaje de Genshin Impact y un asistente virtual pasado de tono. Tiene voz, animaciones y un sistema de “nivel de relación” que desbloquea nuevas interacciones.

Subiendo niveles como en un videojuego para que la IA se vuelva más picante

A partir del nivel 5, por ejemplo, se activa el modo “ultra picante”, donde el personaje baila y cambia a un atuendo más revelador. Subir de nivel es muy sencillo, solo tienes que interactuar con la IA, eso sí: el sistema está diseñado para premiar ciertos tipos de interacción, así que no cualquier tipo de charla funciona.

Aunque por ahora parece una ocurrencia experimental, su existencia plantea preguntas complejas sobre el futuro de la IA. No sólo por lo que puede hacer, sino por lo que normaliza. Si hoy es una waifu coqueta, mañana podría ser una réplica emocional o una herramienta de manipulación social con rostro de anime y voz suave. ¿A quién se le hace divertido, y a quién se le hace peligroso?

Porque al final, esto no va solo de tecnología. Va de hasta qué punto vamos a permitir que nuestras ficciones más íntimas se conviertan en interfaces. Y más importante aún: quién las diseña, para qué, y con qué límites reales. Por nuestra parte, no nos iríamos con toda la confianza del mundo con un producto que le pertenece a Elon Musk.