Al día de hoy, Resident Evil 5 es recordado como el título que transformó por completo la dirección de la franquicia, llevando la saga a terrenos de acción que nunca antes había explorado. Sin embargo, en sus inicios, el juego se planteó de manera diferente: no solo buscaba ser más terrorífico, sino que el primer diseño de Chris Redfield era muy distinto al que conocemos hoy. En lugar del hipermusculado “golpea rocas” que se convirtió en un icono de acción, Chris tenía un aspecto mucho más cercano al que vimos en Resident Evil 1 y Code Veronica.
El diseño perdido de Chris Redfield
Tras el éxito de Resident Evil 4, Capcom comenzó a trabajar en la siguiente entrega de la saga. Si bien se pensó en mantener algunos elementos de acción, la idea inicial era que Resident Evil 5 fuera más continuista con sus antecesores, manteniendo el componente de terror y supervivencia, un enfoque que quedó claro desde los primeros avances del juego.
El primer tráiler de Resident Evil 5, lanzado un año antes del lanzamiento del juego, mostraba una propuesta muy distinta a la que terminó viéndose en la versión final. Aunque ya se revelaba que el juego se desarrollaría en África, los enemigos se presentaban más como zombis clásicos que como los infectados que dominarían la narrativa final. El ambiente era claramente más terrorífico que de acción, y el propio Chris Redfield lucía un diseño mucho más delgado y menos musculoso, lo que dejaba entrever un enfoque más realista de su personaje.
Sin embargo, en menos de un año, Capcom optó por hacer un giro hacia un enfoque más orientado a la acción. El cambio se reflejó claramente en el diseño de Chris, quien pasó de ser un personaje más estilizado a convertirse en una versión exageradamente musculosa, un cambio que, si bien se adaptó a las nuevas mecánicas del juego, perdió parte de la esencia de terror que originalmente se quería conservar.
El contraste entre los primeros avances de Resident Evil 5 y el producto final muestra cómo la industria de los videojuegos puede cambiar radicalmente una visión durante el desarrollo. Y es que la evolución de Chris Redfield, de un personaje más terrenal a uno casi sobrehumano, simboliza ese mismo cambio de rumbo que tuvo la franquicia, dejando claro que el equilibrio entre terror y acción es, quizás, la mayor batalla que Resident Evil ha tenido que librar.
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