La industria de los videojuegos ha despertado el apetito de numerosos inversores. Los fuertes dividendos que está dando esta rama del entretenimiento tiene a todos con los dientes largos por hacerse de alguna parte de este delicioso pastel; a la fiesta han llegado incluso países como Arabia Saudita, qu acaba de aumentar su participación en Nintendo.
Sí, es extraño ver a un Estado incursionando en este tipo de negocios, pero ya no debería sorprendernos. Arabia Saudita se convierte en el quinto accionista más importante de Nintendo con el 6,07% de acciones. Anteriormente controlaban el 5%, compra que realizaron en mayo de 2022. Esta acción comercial fue realizada por el gobierno del país árabe a través de su Fondo de Inversión Pública.
Estas decisiones han sido tomadas por el Príncipe Mohammed bin Salman, actual viceministro, heredero del gobierno y presidente del Consejo de Asuntos Económicos y Desarrollo y del Consejo de Asuntos Políticos y Seguridad.
Salman es una figura polémica y su reputación ha hecho que los países líderes de Occidente no vea con buenos ojos sus movimientos comerciales. Salman es acusado del cruel asesinato del periodista del Washington Post Jamal Khashoggi y por su postura ante los Derechos Humanos; es partidario de que la homosexualidad sea castigada bajo pena de muerte, por ejemplo.
En su defensa, Salman y la entidad gubernamental saudí argumentan que estos movimientos comerciales corresponden a la exploración de nuevas fuentes económicas ante un futuro declive del mercado del petróleo y los combustibles fósiles. La nación árabe no solamente ha invertido en Nintendo, sino que también en Capcom, Nexon, Koei Tecmo, EA, Activision Blizzard, Take-Two y SNK, donde son accionistas mayoritarios.
Por ahora, Nintendo no se ha referido oficialmente a esta compra; a diferencia de aquel mayo de 2022, donde indicaron que se habían enterado por la prensa que uno de sus accionistas era el mismísimo Estado de Arabia Saudita.
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