Probablemente los más veteranos ya lo olvidaron, por no hablar de los nuevos jugadores, que no han de tener ni idea al respecto, pero en la década de los ochenta Pac-Man fue todo un fenómeno de la cultura pop que logró franquear incluso la barrera de los videojuegos. De esta manera, en 1981 nació Pac-Man Fever: una canción tremendamente popular que en pleno 2025 más bien pocos recuerdan.
Pac-Man Fever: la fiebre musical de la década de los ochenta
Para entender el nacimiento de Pac-Man Fever, es necesario remontarse al furor que desató Pac-Man en 1980, y es que la fiebre por el personaje amarillo era imparable: desde juguetes y ropa hasta apariciones en programas de televisión. Fue en este contexto que dos músicos de Ohio, Jerry Buckner y Gary Garcia, decidieron capitalizar el fenómeno componiendo una canción que celebrara la experiencia de jugar Pac-Man.
Inspirados por las largas horas frente a las máquinas de arcade, y por los patrones repetitivos y adictivos del título de Namco, en 1981 Buckner & Garcia crearon un tema que mezclaba referencias directas al juego con una melodía pegajosa que atrapó al público de inmediato. De esta manera nació Pac-Man Fever, una rítmica pieza musical que incluso le dio título homónimo al dúo de Ohio.
El éxito de esta simple canción, la cual buscaba retratar la obsesión de un jugador que busca mejorar su puntaje, fue asombroso. A pesar de ser una pieza sencilla y sin grandes innovaciones musicales, el ritmo pegajoso de Pac-Man Fever y el momento cultural en el que fue compuesta la llevaron al número 9 de la lista Billboard Hot 100, vendiendo en el proceso millones de copias y convirtiéndose en todo un himno para los fanáticos del juego.
Sin embargo, como suele ocurrir con la mayoría de los fenómenos culturales, el impacto de Pac-Man Fever no resistió el paso del tiempo. La banda, Buckner & Garcia, nunca logró replicar el éxito de este one hit wonder, y la canción cayó lentamente en el olvido junto con la fiebre de los arcades, y aunque Pac-Man como personaje mantuvo (y desde entonces, ha mantenido) cierta relevancia en los videojuegos, nunca volvió a alcanzar las cotas de popularidad de aquellos años dorados.

Pac-Man Fever es un amable recordatorio de que ninguna obra, por más icónica que sea, tiene garantizada la posteridad. Lo que fue un símbolo de una era y una expresión de su tiempo puede desvanecerse casi por completo con el paso de las décadas: lágrimas en la lluvia, como bien dijo Roy Batty. Hoy, Pac-Man Fever queda como una curiosidad histórica, una ventana a un momento en el que los videojuegos empezaron a influir en el mundo más allá de las pantallas.
Ver 0 comentarios