De todas las consolas de Microsoft, la Xbox One es la que más pasó sin pena ni gloria. Este dispositivo tenía un legado muy difícil de superar con la Xbox 360, la cual estableció una era dorada en términos de innovación, catálogo de juegos y fidelidad de jugadores. Pero, eso no quiere decir que la Xbox One no sea una buena consola, ni mucho menos que no tenga secretos funcionales.
Cuando se presentó la Xbox One por Don Mattrick, el antiguo director de la marca verde, la comunidad de gamers la odió. Mattrick vendió a esta tecnología más como un centro de reproducción multimedia que una consola y la conexión a Internet era obligatoria tampoco ayudó. Aún con todo, la Xbox One fue una bestia en potencia y al desactivar una de sus funciones se volvía más poderosa.
La función que limitó a la Xbox One
La primera edición de la Xbox One fue lanzada un 22 de noviembre de 2013 en varios países como Estados Unidos, Canadá, México, y algunos países europeos. Justo es esta misma versión la que venía con un complemento técnico por defecto que, al quitarlo, permitía a la consola sacar su rendimiento real.
A la función a la que nos referimos es el Kinect 2.0, la edición mejorada del sensor de movimiento de Microsoft. Lo que pasa es que este aditamento consumía gran parte de los recursos del sistema de la consola, en especial los relacionados con el CPU y la memoria que reservaba para acciones de voz, gestos y reconocimiento. No fue hasta 2014, cuando la empresa vendió la Xbox One sin el Kinect e hizo una actualización del sistema para que dejara de ser obligatorio.
¿Cómo quitar el Kinect 2.0 de la Xbox One? Aunque puede ser algo de primaria, hay que seguir estos sencillos pasos:
- Apaga la Xbox One completamente y desenchúfala del toma corriente.
- Localiza el puerto Kinect. Se encuentra en la parte trasera de la consola.
- Desconecta el cable, pero hazlo suavemente.
- Guarda o retira el dispositivo. Trata de dejar el Kinect en un lugar seguro.
- Al encenderla de nuevo, la Xbox reconocerá que está desconectado y liberará los recursos que normalmente usa.
¿Qué salió mal con la Xbox One?
En un corto resumen, a la Xbox One no le fue mal con las 58 millones de unidades vendidas, pero ni de cerca logró lo que la 360. Con el tiempo, la consola encontró a su público y aumentó su alcance gracias a servicios como el Xbox Game Pass. Sin embargo, perdió frente a la PS4, que llegó a más de 100 millones de unidades y fue el inicio de la crisis que actualmente vive Xbox.
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