La Game Boy Color de Mirinda: una cápsula de nostalgia mexicana entre Chabelo, Pokémon y la cultura pop de los 2000

Ayax Bellido

Editor

A finales de los años noventa, Nintendo, Mirinda y “En Familia con Chabelo” unieron fuerzas en una de las colaboraciones más curiosas y entrañables de la cultura pop mexicana. Quizá ustedes son muy pequeños, pero hablo de una época donde los videojuegos todavía se percibían como un lujo y la televisión familiar dominical era una tradición nacional. Fue en este contencto donde la Game Boy Color Edición Mirinda surgió como un artefacto que encapsula un momento irrepetible en la historia de México.

Game Boy de Mirinda regalada por Chabelo

La Game Boy Color Edición Mirinda es especial por muchos motivos. En primer lugar eestá su diseño: con su carcasa naranja brillante y acentos verdes, evocaba el burbujeante espíritu de la bebida que la inspiró. Era juvenil, energética, imposible de ignorar, y al mismo tiempo un reflejo perfecto del tono vibrante que caracterizaba tanto a Mirinda como al propio programa de Chabelo.

A diferencia de otras ediciones especiales de Nintendo, esta consola jamás se vendió en tiendas. No se encontraba en escaparates ni en catálogos oficiales: solo podía obtenerse a través de promociones muy limitadas o como premio dentro del programa En Familia con Chabelo, lo que la convirtió en un objeto de deseo entre los niños y jóvenes de aquella generación.

Su tiraje fue escaso (se estima entre 1,000 y 5,000 unidades), y los logotipos de Mirinda grabados en la carcasa le daban ese aire de exclusividad que hoy en día multiplica su valor.

El poder de la televisión dominical

El vínculo con Chabelo, figura icónica de la televisión mexicana, fue fundamental. Durante décadas, En Familia con Chabelo fue un programa que se transmitió en México durante 40 años, pero más que esto era una ceremonia colectiva. En ese escenario, la Game Boy Color de Mirinda apareció como un símbolo de modernidad y aspiración, un premio que prometía diversión portátil y estatus entre amigos.

En plena fiebre de Pokémon, la consola adquirió una dimensión aún mayor. Nintendo estaba en su punto más alto, y el público infantil mexicano vivía una doble obsesión: coleccionar criaturas digitales y ganar el ansiado premio dominical. En muchos hogares, la posibilidad de ver a un participante levantar la Game Boy Color de Mirinda era emocionante.

Hoy, más de dos décadas después, esta consola se ha transformado en un objeto de culto. En plataformas de subastas y foros de coleccionistas, su precio puede alcanzar cifras que superan con facilidad los miles de dólares, dependiendo de su estado y si conserva su caja original.

La Game Boy Color Edición Mirinda es más que una pieza de hardware, es un símbolo de la creatividad publicitaria mexicana, una muestra del poder que tiene la nostalgia para unir generaciones, y un recordatorio de que algunas colaboraciones, por más improbables que parezcan, logran trascender su tiempo.

Esta consola conserva el espíritu chispeante de una era donde los sueños cabían en una pantalla de 20 pulgadas… y se ganaba los domingos con la voz inconfundible de Chabelo diciendo: “¡Y ahora vamos con los premios!”.

Ver todos los comentarios en https://www.3djuegos.lat

VER 0 Comentario