Es curioso cómo el amor por los videojuegos puede conectar a personajes aparentemente disímbolos: tal ha sido el caso de Brandon Routh y Henry Cavill, ambos actores que interpretaron a Superman, pero unidos por una afición aún más curiosa, y hasta cierto punto absurda: World of Warcraft.
Dos Superman unidos por un mismo juego
Cuando Superman Returns salió en cines en 2006, muchos pensamos que sería el inicio de una nueva era para el superhéroe. Dirigida por Bryan Singer y con Brandon Routh como protagonista, la película recibió críticas mayormente positivas e incluso logró recaudar cerca de 400 millones de dólares a nivel mundial. Sin embargo, parece que no fue suficiente pata Warner Bros., quien terminó por frenar cualquier intento de secuela. Durante cerca tres años, el proyecto agonizó lentamente hasta quedar cancelado, dejando a Routh en el limbo.
La respuesta del actor fue inesperada, pero comprensible: tras ver cómo se desmoronaba su oportunidad de consolidarse como Superman, Routh encontró refugio en uno de los juegos más populares de la época: World of Warcraft.
“Yo diría que el final de mi etapa como Superman en Superman Returns no salió como yo pensaba, ni como todos a mi alrededor creían que saldría. Lo que pasó entonces es que me refugié en World of Warcraft. Fue algo positivo y negativo al mismo tiempo. Me ayudó a sobrellevar el dolor, pero también me hizo aislarme. Me sentía derrotado.”, confesó Routh en el pódcast Inside of You, conducido por Michael Rosenbaum.
De forma irónica, su sustituto en el papel de Superman, Henry Cavill, también estaba jugando World of Warcraft cuando recibió la llamada que cambiaría su carrera. Así lo contó el propio Cavill en el programa de Conan O'Brien:
“La primera vez que me llamaron para interpretar a Superman no contesté. Es que yo estaba jugando World of Warcraft en ese momento”.
Lo trágico y lo curioso de esta historia es que el mismo juego que fue un refugio para un Superman derrotado, fue también el escenario donde nació el siguiente. Es una coincidencia que no solo resulta extraña, sino que pone en evidencia cómo incluso los íconos más grandes pueden perderse (o encontrarse) entre mazmorras digitales.
Al final, World of Warcraft se convirtió en más que un simple pasatiempo: fue el punto de quiebre para un Superman que se marchaba y el punto de partida para uno nuevo. ¿Será que David Corenswet también tiene una secreta obsesión con WoW?
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