Desde hace años, Demon Slayer ha trascendido su estatus de anime popular para convertirse en todo un fenómeno cultural. Los fanáticos de Tanjiro y compañía se cuentan a millones, y por ello, uno de los estrenos más importantes del año es el lanzamiento de Castillo Infinito en cines mundiales. El final de lo que Ufotable fue construyendo con cariño, amor y mucho presupuesto en animación, está por comenzar.
Nosotros hemos podido ser de los primeros en ver la película en Latinoamérica, y antes de que vayas al cine, te contamos si vale o no la pena gastar tu tiempo y dinero en irla a ver. Eso sí, te avisamos que en esta nota NO encontrarás SPOILERS de Castillo Infinito.
Demon Slayer Castillo Infinito retoma la historia del anime
Para quien esté algo perdido con Kimetsu no Yaiba, debe saber que esta película no es un stand alone o una forma ideal para iniciar tu camino como Cazador de Demonios. Castillo Infinito retoma la historia del anime, justo en donde quedó la Temporada 4 de la serie, con Muzan llevando a todos los personajes a su fortaleza. Por lo tanto, necesitas estar sí o sí al corriente de la trama.
Es ahí en donde comienza esta aventura en las fauces de los demonios más poderosos: Tanjiro, Zenitsu, Inosuke y el resto de cazadores han caído en la trampa de Muzan, por lo que están obligados a enfrentar la batalla final con las Lunas Superiores que siguen con vida. ¿El resultado? Dos horas de alucinante animación, momentos álgidos y el cierre varios arcos argumentales de personajes queridos.
La fuerza del guion se hace presente más que nunca, recordándote en cada oportunidad que el peligro es real, que cualquiera puede sucumbir ante las garras de los demonios. Pero, sobre todo, la historia recalca que este es un conflicto de humanos, de ideologías diferentes que nacieron desde dos puntos diferentes de la balanza de poder: la debilidad y la fortaleza. Si a Demon Slayer se le juzgó por no tener un argumento sólido, esta película demuestra que la animación no lo es todo.
Debemos de aplaudir el desarrollo de Akaza, la Tercera Luna Superior, el cuál se lleva por completo la película. No solo su pelea con Tanjiro y Tomioka es la más espectacular (y de lejos), o la que tiene más trasfondo de por medio (gracias a su pasado con Rengoku); su narrativa dentro de la película evoluciona conforme a conocemos su pasado trágico. El personaje ya desbordaba carisma en sus escenas del anime, por lo que solo faltaba conectarlo con el espectador, misión que se cumplió gracias a sus flashbacks y al momento que culminó con la cinta.
La animación es digna de un Oscar
Pese a que hemos dicho que Kimetsu no Yaiba no basa su éxito solamente en la animación, lo cierto es que es su punto más llamativo ante la comunidad del anime. Aquellos que tienen altas expectativas por ver lo que Ufotable tiene que mostrar, déjenos confirmarles que el estudio lo ha hecho otra vez: las batallas son las más alucinantes de la industria del anime. Nunca escatima ninguna escena, por lo que el espectáculo está asegurado cada minuto.
Desde técnicas de animación tradicional hasta momentos hechos con CGI (sin ser ofensivo), Castillo Infinito desborda calidad, desborda viveza y frenetismo en los momentos justos. No hay producción japonesa que se le compare y, de hecho, nos atrevemos a decir que son pocas las obras que emocionen tanto al espectador al mismo nivel. Sin duda que es una experiencia única, que te hace salirte de la sala dimensionando el nivel que deben aspirar otras cintas animadas para este año, sobre todo considerando la carrera por el Oscar.
Hay escenas en concreto que, en comparación con el manga, son tremendamente más emocionantes, que no contaremos para evitar spoilers. Pero vivir cada una de ellas, en una sala llena y la pantalla más grande que brinda el cine, es una experiencia que nunca olvidaremos. Una obra tan dramática que despierta toda clase de sentimientos, y más aún si amas todo lo que tiene que ver con Demon Slayer.
La película tiene problemas que debemos hablar
De igual manera, los que ya han leído el manga encontrarán una adaptación extremadamente fiel al material de origen, retratando paneles como si de una calca se tratara. Pero eso no es exactamente una virtud: uno de los mayores pecados de Koyoharu Gotouge es la premura con la que cerró su obra insignia. Ese problema se traspapeló a la película, sintiéndose prematura para terminar con el argumento de varios personajes, o al menos deja la sensación de que necesitábamos, por lo menos, dos arcos más del anime para llegar a esta conclusión.
Sin embargo, hay un segundo asunto que no nos pareció acertado, y es el ritmo. El contraste entre escenas cargadas de frenetismo y los flasbacks que profundizan el lore es desgastante. En un momento te encuentras en la parte más importante de una pelea, acercándote tanto al borde del asiento que es fácil tropezarse, y cinco minutos después estar bostezando por el lento avance del recuerdo de un personaje.
Es como si se te bajara la presión, con una sensación de indiferencia que roza el aburrimiento. Por lo que nos dejó con mal sabor de boca, pese a las grandes virtudes que hemos descrito en esta reseña. Una vez más, este tema es heredado del manga, en su afán de cerrar lo mejor posible, pero apresurado, toda la historia que tenía Demon Slayer para el futuro. Lo que nos parece lamentable, sobre todo porque Ufotable, aunque maquillado, replicó este error al pie de la letra, cayendo en la misma piedra que el creador/creadora de la franquicia.
¿Vale la pena Demon Slayer Castillo Infinito?
Demon Slayer: Castillo Infinito es un espectáculo visual y narrativo que ningún fan del anime debería perderse. La fidelidad al manga, el despliegue técnico de Ufotable y el tratamiento de personajes como Akaza hacen de esta película un épico comienzo para una trilogía, que sabe conmover y emocionar en igual medida. Es una cinta que se disfruta mejor en pantalla grande, rodeado de la atmósfera que solo el cine puede ofrecer, convirtiéndola en una experiencia que trasciende lo convencional.
Sin embargo, no podemos ignorar sus tropiezos: el ritmo irregular y la sensación de premura con la que se cierran ciertos arcos pesan en el resultado final. Aun así, la balanza se inclina hacia lo positivo, y nuestro veredicto es claro: sí vale la pena verla. No es perfecta, pero sí lo suficientemente impactante como para consolidar a Demon Slayer como uno de los grandes fenómenos culturales de nuestra época, y a Castillo Infinito como una maravillosa introducción al final del anime.
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